¿Sientes emociones que no puedes controlar?, ¿lloras sin saber por qué?, ¿sensación de estar dentro de un pozo?, ¿se te hace todo grande y pesado?, ¿punzada en el pecho?, ¿ahogo, falta de aire?, ¿estas al borde de un precipicio?, ¿pensamientos perturbadores que no puedes parar?, ¿tienes conductas adictivas que te perturban?, ¿sensaciones o dolores corporales que te preocupan? Estos y muchos más son los síntomas por lo que las personas suelen solicitar ayuda a un profesional, tienen la necesidad de entender qué les pasa, por qué les sucede, y cómo pueden resolverlo.
En el encuadre individual, la psicoterapia está dirigida a aquella persona que plantea su conflictividad dentro de una estructura determinada que lo perturba: social, corporal o psicológicamente y el objetivo a alcanzar es que se superen dichos conflictos y la persona se encuentre en condiciones de afrontar por sí mismo sus problemas cotidianos.